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¿Son libres los bares de elegir su cerveza?

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Bar con marcas de cerveza

A menudo encontramos bares que parecen vallas publicitarias: mobiliario, cartelería y cristalería con los colores y el logotipo de una marca de cerveza concreta ¿No nos resulta extraño este hecho en un mercado donde prima la diversidad? Descubramos cuál es el motivo.

Dicho fenómeno se produce porque las cerveceras regalan a los bares parte de la infraestructura a cambio de un contrato de permanencia. Sin embargo, esta práctica no es tan ventajosa para los locales como aparenta. El bar solo puede comprar barriles de cerveza a la empresa del contrato, y tiene la obligación de efectuar un consumo mínimo.

Además, la cervecera vende más caro el barril al cliente que tiene bajo contrato que al que es libre. Si, por ejemplo, el Bar Manuel, que es independiente, obtiene el barril a 50€; el Bar Pepe, que sí tiene contrato, lo compra a 75€. De esta manera, el Bar Pepe no solo paga por la infraestructura que le "regaló" la cervecera, sino que al final paga el doble de lo que cuesta.

Para los bares es más rentable gastar en una infraestructura propia en vez de aceptar la “ayuda” de las cerveceras. Los propietarios que invierten en sus instalaciones son libres de pinchar las marcas que quieran y de adquirir solo la cantidad de barriles que necesiten de acuerdo a la época del año.

Asimismo, la calidad de la instalación que ofrece la cervecera es mínima. Una instalación propia permite contar con materiales de calidad, que garantizan que la cerveza conserve su sabor original.

Ejemplo de esta práctica es el Chinaski de Lavapiés, que posee 18 grifos en rotación y no depende de ninguna cervecera. Al tener su propia instalación, los dueños pueden decidir qué pinchar en cada grifo. Entendemos, por tanto, que la propiedad de la instalación se traduce en libertad.

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